Pepe, creo que Gonzalo volvió a sus andanzas.
– ¿De nuevo? ¿Cómo lo notaste?
-No sé, no me mira a los ojos.
-Ya, pero si lo pillas esta vez, lo dejas definitivamente. No puedes perdonarlo de nuevo.
-Te lo juro que lo hago. Y además lo voy a dejar en la calle. El tema es que no sé cómo descubrirlo. Lo único bueno, es que tengo la clave de su celular. ¿Te acuerdas que me la dio para hacerse el confiable? El problema es que no deja su celular ni al sol ni a sombra.
-Amiga, tengo un buen dato. Una compañera de trabajo que se jacta de ser de la PDI en estas lides pilló al marido con este procedimiento. Anota los pasos.
– ¿Cómo tanto amigo?, onda ChileAtiende.
-Sí, igual.
Paso 1: Escondes su celular. Lo empiezan a buscar por toda la casa, el auto, el patio, etc.
Paso 2: Tú por mientras agarras el celular de tu maridito y te vas al baño con tu compu.
Paso 3: Abres el WhatsApp web en tu computador.
Paso 4: Vas a configuración del WhatsApp de su celular y escaneas el código QR en el WhatsApp web del computador.
Paso 5: En 10 segundos voilà, se desplegará la vida entera de Gonzalito. Ah, por último.
Paso 6: Haces aparecer el celular. Justo estaba detrás de un cojín, ja,ja,ja.
-Ok, Pepe. Lo voy a hacer hoy en la noche. Aunque creo que antes me va a dar un paro cardíaco.
-Dele, no más amiga. ¡Usted puede!
– ¿Pepe, te puedo hablar como a las 10 de la noche para irte compartiendo lo que leo?
-Sí, por supuesto. Hoy tenemos con la Pao una comida latera de apoderados, pero voy a estar pendiente del celular. Suerte amiga, que sea lo que tenga que ser.
-Pepe, lo hice, estoy en el WhatsApp web de Gonzalo. Voy a morir de un ACV súbito y fatal. Te mueres la escena. Estamos los dos en la cama. Él feliz whatsapeando en su celular, y yo con pánico viendo en mi computador todo lo que escribe.
– ¡Pero, cuenta por la cresta! Me tienes con el colon en la mano.
-Es mucho peor de lo creía. Este gallo está mal de la cabeza. Está coqueteando con 10 minas a la vez. Es un enfermo.
– ¿Y qué les dice?
-A todas las piropea, las invita, es como copy paste. Patético. Y a todas les tiene nombres de hombres. Maestro Juan, Profesor Esteban, Don Paolo, y así.
-Pero, puedes armar algún caso con alguna de estas conversaciones, no vaya a ser que si lo confrontas te diga que son puras tonteras y que hagas el loco.
-Es verdad. Seguiré viendo para ver si sale algo más comprometedor.
-Ok, estaré atento. Por este lado, no pasa nada, puros apoderados lateros, ya me quiero ir.
-Pepe, Pepe. Contéstame.
-Sigo acá. ¿Qué pasó?
– ¿Dónde está la Pao?
-No sé. Parece que en el baño. ¿Por qué?
-Amigo, sorry. La foto de Don Paolo no es de Don Paolo…