Ascensor
by Pamela Rillón

-Parece que siempre coincidimos en el horario para ir a dejar a los niños.

-Sí, ¿y vas siempre tú?

-Sí, soy padre soltero.  Me llamo Tomás, ¿y tú?

– Clara. Divorciada hace siete años.

-Ah, qué bien.  Qué manera de moverse este ascensor.

-No se mueve, corcovea.

-Qué graciosa. ¿Trabajas en publicidad?   Eres muy creativa.

-Escribo cuentos.

-Interesante. Parece que somos de los valientes que viven en los últimos pisos.

-Sí, encima se nos viene luego un terremoto.

-Eso es seguro. Mi departamento mira a la piscina, 1904

– Qué bien. El mío también, 2004

– Nos vemos mañana a las 7:45.

-De todas maneras. 

 

*** 

 

-Mamá te llaman de la conserjería

-Hola, ¿me llegó algo?

-Sí, Sra. Clara le dejaron una carta.

-Gracias, bajo enseguida.

 

 

Clara, como me hubiese gustado iniciar un bello romance contigo. Anoche soñé despierto invitándote a conocer mi departamento y tomar un aperitivo en la terraza mirando la cordillera. Fantaseé con la idea de que me leyeras tus cuentos y que nos riéramos juntos planeando viajes. Nos imaginé mochileando como veinteañeros en Cusco o en Marruecos. Pero, no. No soy padre soltero. No te saludaré más. Haré como que nunca te he visto, haré como que nunca dijiste: “corcovear” para referirte a nuestro danzarín ascensor.